Todos tenemos una forma diferente de imaginar las cosas, y es esa imaginación la que tratamos de sacar o expresar de alguna manera para que refleje nuestros pensamientos; y sí, no lo vamos a negar que dentro de esta plática que tenemos internamente siempre está esa voz que busca mejorar aquello que deseamos diciéndonos “y qué tal si, a la mejor es, o por qué no”. Pensamos y volvemos a pensar hasta llegar a esa idea que nos emociona tanto que se la hacemos saber a nuestro hermano, a nuestro jefe, a nuestro socio, o a nuestro amigo.
Aunque muchas veces por más que intentamos explicarla con palabras, no llegamos a expresarla con detalle, es en ese momento donde esa idea recorre nuestro brazo hasta llegar a nuestra mano, y ahí la magia sucede, todo se transforma, vaciamos todo lo que pensamos plasmándolo en un dibujo; y tal vez no sea el mejor dibujo, pero es una idea que por fin fue liberada en un papel, lista para crecer y darle vida.